Por Consuelo Ferrer, Emol
Son dos números los que generan reacciones opuestas en la población chilena, y ambos van al alza: el rápido avance de la vacunación, que ya ha cubierto a más de 5.2 millones de personas, y el preocupante aumento en los contagios de covid-19, con más de 31 mil casos activos en todo el país y un récord de pacientes en unidades de cuidado intensivo. Son dos fenómenos que, bajo cierta óptica, estarían conectados.
“Donde tenemos más malos resultados es en la capacidad de trazar y aislar efectivamente a las personas”, dijo esta semana en radio Universo la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches. “A todos nos han llegado reportes de lugares de trabajo o de estudio donde han ocurrido brotes y la respuesta más bien ha sido aislar solo a los casos y no trazar a los contactos estrechos, o de contactos estrechos que nunca han sido contactados por la autoridad sanitaria”, añadió.
La asociación gremial, explicó, lo ha conversado con la Atención Primaria de Salud (APS), la encargada de impulsar la estrategia de Testeo, Trazabilidad y Aislamiento en cada comuna. “Ellos ven también que evidentemente gran parte del recurso humano se derivó a la estrategia de vacunación y que los recursos para poder fomentar esta estrategia, que es la única que no requiere confinamiento ni medidas poblacionales, han sido erráticos en su entrega en el tiempo”, apuntó Siches.
El escenario preocupa al personal de salud. “Yo he sabido de varios casos que han estado contagiados y no los llamaron ni a ellos ni a los contactos”, cuenta a Emol la médica y académica de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, Soledad Martínez, quien adjudica el momento crítico a una sobreexigencia a la que la atención primaria se ha visto sometida.
“Los Cesfam llevan un año de pandemia y tienen que seguir con la trazabilidad, además de empezar a volver a atender a la gente que lleva un año sin controles y de vacunar. Entonces la trazabilidad, ¿dónde quedó? Esto es así: el mismo que te vacuna es el que te hace la trazabilidad y te atiende por control crónico, entonces ¿cómo?”, plantea.
La situación fue abordada por el propio ministro de Salud, Enrique Paris, este jueves, cuando reconoció que “los funcionarios de salud están agotados”. “Sabemos que la atención primaria, además de vacunar, está haciendo controles y haciendo trazabilidad, por lo tanto el trabajo que ha tenido en sus hombros el sistema de salud es gigantesco”, dijo. “Les pedimos un último esfuerzo”.
Una correlación complicada
Desde julio del año pasado, cuando el Minsal resolvió transferir a la salud municipal la tarea de trazabilidad, testeo y aislamiento —una demanda que se había levantado desde los propios Cesfam—, el médico Camilo Becerra, miembro de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar (Sochimef), está a cargo del tema dentro de la comuna de Buin. Desde su lugar, tiene un diagnóstico con varias causales que pueden estar incidiendo en que la trazabilidad no funcione como se requiere para contener la pandemia, siendo la primera el financiamiento.
“No se financia vía ingresos permanentes, sino a través de remesas. La última llegó el 15 de enero y ya al 15 de marzo no quedan fondos. Eso se refleja en el último informe de trazabilidad, que muestra que la Región Metropolitana tiene una tasa de contactos estrechos pesquisados por cada caso de 1.9. Eso es muy insuficiente. Si pudiéramos llegar a 3, recién estaríamos identificando a las personas que viven en el mismo domicilio”, expone.
En Buin, en este minuto, son capaces de trazar a 3.3 contactos por cada caso positivo, gracias al trabajo de un equipo de 31 trazadores para 107 mil habitantes. Otro ejemplo positivo es el de la comuna de Coquimbo, donde se identifican 4.6 contactos por cada diagnóstico. Ambas comunas tienen algo más en común: la población objetivo que ha sido vacunada está por debajo del promedio nacional. En Buin se ha inoculado al 28% y en Coquimbo al 29,1%, cuando la media en el país es de 33,6%.
También hay ejemplos del caso contrario: Lo Barnechea ha inoculado al 41,5% de la población objetivo, pero solo logra trazar a 1.5 contactos por cada caso confirmado. La Reina, por su parte, ha vacunado al 60,3% e identifica solamente 1.6 personas por cada diagnóstico positivo. Para Becerra, “la hipótesis de que hay una correlación entre una mejor trazabilidad y una menor tasa de vacunación, y viceversa, tiene cierta lógica, considerando que el recurso humano no es inagotable”, aunque acota que “debe ser confirmada por estudios científicos”.
La labor que realizan los trabajadores de la atención primaria, según describe la presidenta de la Confusam, Gabriela Flores, ha sido “titánica”, e incluye la vacunación, las labores de testeo y trazabilidad, la atención a pacientes con morbilidad y “la creciente demanda por atenciones de urgencia por covid en la red de SAPU y SAR”. “La verdad es que estas labores aún no han decaído en forma ostensible, porque las y los trabajadores están con una alta dosis de motivación, pero a un costo físico y psicológico a nivel personal que es enorme”, dice.
“Lo grave es que estas labores se están intensificando, ejerciendo presión sobre las mismas personas, sin que haya un plan estratégico desde la autoridad para la sustentabilidad en el tiempo de las tareas de inmunización y control de la pandemia, lo que nos parece grave porque ya comenzamos a ver los primeros indicios de agotamiento entre quienes trabajan en la APS, sobre todo en aquellas regiones en las que no se cuenta con dotación de reemplazo, como lo son Arica, Coquimbo, Biobío, Los Ríos, Los Lagos y algunas comunas de la Metropolitana”, agrega.
Esta semana, además, se empezaron a conocer los primeros errores en un proceso de vacunación extremadamente masivo que venía sin fallas en sus primeras cinco semanas. En solo cuatro días, se vacunó a dos lactantes de seis meses por equivocación en Villarrica y Tirúa, y se entregó la fórmula de Sinovac como segunda dosis a un grupo de diez personas que habían recibido la de Pfizer y BioNTech. Si bien se trata de errores excepcionales y representan un porcentaje ínfimo si se le compara con la vacunación que ha sido exitosa, se trata de una seguidilla de errores no forzados en el mismo momento.
Se trata, para ella, de algo así como un proceso lógico que terminaría en un punto crítico: “en un corto plazo, tanto las y los trabajadores como los insumos para abordar estas tareas en el tiempo requerido no serán suficientes por el enorme desgaste que están teniendo las personas”. Por ello, la Confusam prepara un plan para presentar opciones de refuerzo para los equipos municipales, que incluyen a estudiantes de carreras de la salud y a funcionarios que hoy están jubilados. La idea es “proponer al Minsal un plan que haga sustentable en el tiempo” la tarea.
Fuente EMOL: http://bit.ly/2OHPQHU