Ante la situación actual instalada por la pandemia de COVID-19, desde la Confederacíon Iberoamericana de Medicina Familiar (CIMF), y las asociaciones nacionales de Medicina Familiar/Medicina Familiar y Comunitaria (MF/MFYC) que la constituyen, queremos expresar algunas consideraciones respecto de las políticas sanitarias implementadas hasta el momento en los países de la región. A lo largo de estos meses se ha trabajado para revertir reiterados desaciertos, no obstante, aún persisten problemas en muchos países derivados de una perspectiva inadecuada en la atención y prevención para COVID-19. Entre ellos destacamos:
- El aporte económico al primer nivel de atención por parte de la mayoría de los
gobiernos iberoamericanos es escaso, casi nulo en algunos países. - Médicas y médicos especialistas en medicina familiar/ medicina familiar y
comunitaria, han enfrentado/están enfrentando esta pandemia con recursos
insuficientes y falta de apoyo para el abordaje clínico, preventivo y educativo,
imprescindibles para la atención adecuada. - Las estrategias predominantes están orientadas por enfoques biomédicos y
abordajes centrados en la enfermedad y el hospital, que apuntan a soluciones
en el corto plazo, claramente inefectivas para COVID-19. - Gran parte de los comités o consejos de expertos convocados desde el nivel
gubernamental o institucional carecen de la participación de especialistas en
MF/MFYC y cuentan con escasos profesionales con formación y experiencia en
salud pública, colectiva y comunitaria. Esto pone en evidencia un modelo de
atención fragmentado, conducido por especialidades focales que desde su
campo de saberes dan un sesgo hospitalario a la atención de la pandemia. Se
perdió así visibilidad del necesario y amplio abordaje en territorio que demanda
un problema que es de base comunitaria. - Es muy escasa la participación de los equipos del primer nivel de atención en la
toma de decisiones, en la planificación y en la gestión de acciones para la
contención de la pandemia. - La atención y visitas domiliciliarias han pretendido ser reemplazadas por
teleconsultas y telemedicina bajo el pretexto de optimización de recursos y de
personal. - Incluso se ha llegado al extremo de cerrar centros de atención primaria en varios
de nuestros países para reasignar a los integrantes de sus equipos de salud a
servicios de emergencia hospitalarios o a hospitales modulares. Esto reduce o
bloquea la accesibilidad y corta el circuito de atención para gran cantidad de
pacientes y la gran mayoría de la población vulnerable. - La orientación hospitalocentrista de la atención hacia personas con diagnóstico
de COVID-19 llevó a desconocer y prescindir de las fortalezas y recursos
estratégicos propios del primer nivel de atención para implementar y coordinar
una Vigilancia Epidemilógica estrecha y eficaz desde el territorio. Se siguen
perdiendo oportunidades para testear, rastrear, aislar y controlar evolutivamente
casos y contactos, y de esa forma cerrar el anillo y cortar la transmisión
comunitaria del virus. - El desmantelamiento de los servicios del primer nivel de atención sigue
provocando repercusiones negativas en la atención oportuna y contención de
patología prevalente NO COVID-19 y seguimiento de población; así como en el
trabajo comunitario con abordaje integral, longitudinal, multidisciplinario y
coordinado. - El abandono de actividades de promoción y prevención, vacunación, tamizaje,
tratamiento y seguimiento en muchos países, ha generado incremento en las
exacerbaciones y falta de control de las enfermedades crónicas no transmitibles.
Es evidente el aumento de muertes no esperadas por patologías no relacionadas
con COVID-19 - También se constatan graves repercusiones entre los integrantes de equipos de
salud (profesionales, técnicos y auxiliares). En algunas áeas la afectación ha
llegado a un tercio de los contagiados por COVID-19, debiendo lamentar la
pérdida de numerosas vidas de compañeros/as durante la pandemia. - En estos meses se ha visibilizado parte de las graves dificultades laborales que
afrontamos los integrantes de los equipos de salud día a día: precariedad laboral
y multiempleo, falta de equipos de protección personal adecuados, violencia,
agotamiento físico y mental con estrés y riesgo de burnout, entre otros. No
obstante, no se han generado aún cambios concretos para revertir esta realidad,
ni se ha reconocido económicamente la magnitud de la labor. - Se ha menospreciado el valor estratégico del primer nivel de atención para
contener la demanda hospitalaria. Se desaprovecha su capacidad para
coordinar la atención ambulatoria, redireccionar hacia otros niveles de atención,
realizar el seguimiento de pacientes con alta hospitalaria y acompañar a
hospitalizados y sus familias. - La educación médica de grado y de posgrado se ha visto particularmente
afectada, obligando a los docentes y tutores al desarrallo e implementación de
innovadoras formas de educación y acompañamiento para alumnos
universitarios, y para médicos residentes, no siempre suficientes para atender la
necesidad. - Se han pretendido realizar homologaciones de títulos de especialistas sin haber
completado la formación o contar con el aval de organismos oficiales.
Adicionalmente se ha propendido por formaciones exprés en grado y posgrado
en detrimento de la calidad y por ende con grandes riesgos para la atencion de
las comunidades.
• Residentes de diferentes países están viviendo con angustia el tiempo de
formación, críticamente comprometido por esta situación.
Por lo expuesto:
WONCA-CIMF manifiesta su compromiso con la salud de la personas y su vocación de contribuir al desarrollo de sistemas de salud accesibles, adecuados a las necesidades de la población en cualquier contexto, y muy especialmente en esta pandemia.
WONCA-CIMF realiza un llamado a las autoridades sanitarias, gestores y decisores políticos de los países de Iberoamérica a jerarquizar efectivamente los servicios del primer nivel de atención, poner en valor la estrategia de la Atención Primaria de la Salud (APS) y fortalecer la participación de la Medicina Familiar/Medicina Familiar y Comunitaria durante la pandemia, particularmente en:
- El abordaje territorial y comunitario para prevención de COVID-19 y la educación
para la salud, - La atención y seguimiento de personas con COVID-19 en el seno de su
comunidad y junto con sus familias, - La atención a las personas con otros problemas de salud, particularmente los
más prevalentes, las enfermedades crónicas no transmisibles y la salud mental, - Sostener el cuidado de la salud en la niñez, el embarazo, los adultos mayores,
y toda población vulnerable; - Implementar y coordinar la Vigilancia Epidemiológica con participación de los
equipos de salud en territorio que permita controlar la circulación comunitaria del
virus en forma efectiva; - Participar en la planificación de la salida progresiva de los períodos de
confinamiento cuando sea necesario, así como de las acciones a implementar
ante los rebrotes que vendrán. - La labor multisectorial a nivel comunitario para el desarrollo de estrategias
locales de contención y comunicación efectivas, así como el estímulo a la autoconfianza
y auto-responsabilidad de las personas en contexto de pandemia. - El trabajo en equipo, de integración multi-institucional y coordinación en redes
para la mejor gestión de la pandemia.
Para todo esto son necesarios cambios culturales y estructurales en la organización y gestión de los sistemas de salud. Se requieren decisiones gubernamentales e institucionales en el sentido de:
a. Priorizar el aporte económico de los sistemas de salud al primer nivel de
atención, dotándolo de recursos suficientes, acordes a la responsabilidad y la
magnitud de la población que le competen, así como al potencial de acción y
respuesta ante la pandemia que este ámbito ofrece.
b. Dotar a los servicios y equipos del primer nivel de atención de los recursos
necesarios para la atención accesible y segura en consultorios, atención
domiciliaria y teleasistencia (debidamente equipada y pautada); y asegurar las
condiciones ambientales y equipos de bioseguridad adecuados y suficientes.
c. Proveer los recursos para el diagnóstico oportuno de COVID-19 y la pesquisa
activa desde el primer nivel de atención; con fácil acceso a la realización de
pruebas diagnósticas PCR y tests antigénicos rápidos.
d. Dar respuesta a las necesidades, dificultades y situaciones de precariedad
laboral y remuneración que enfrentan los trabajadores de la salud en muchos de
nuestros países; e instalar jornadas laborables acordes, descansos
remunerados, aumento de personal para soporte y reemplazos, pagos justos y
oportunos.
e. Incorporar la perspectiva comunitaria, familiar, epidemiológica y ambiental en la
gestión de COVID-19 mediante la integración de profesionales de estas áreas a
los comités de gestión e investigación de la pandemia.
f. Garantizar una estrategia comunicacional efectiva que considere las diferentes
identidades sociales (etarias, genéricas, raciales, socio espaciales, religiosas,
escolarización), así como las tradiciones culturales, que median el modo en que
las personas piensan, sienten y se comportan.
g. Incrementar el número de plazas de residencia para la especialidad de
MF/MFYC, que ha de ser la base de todo sistema nacional de salud en
Iberoamerica y el mundo, por la atención integral biopsicosocial que proporciona
al paciente y su familia.
h. Mantener la formación en MF/MFYC bajo los estándares de calidad y
acreditación, con el respaldo académico, administrativo, tecnológico y de
recursos que requiere una especialidad.
El ámbito comunitario es decisivo en la lucha contra la enfermedad. La pandemia COVID-19 comenzó en nuestra región hace once meses. Aunque se cuenta con avances en vacunación, no se vislumbra una pronta finalización, pero aún resulta posible adecuar la respuesta de los sistemas y servicios de salud.
La Medicina Familiar/Medicina Familiar y Comunitaria de la región, conciente del papel protagónico que le toca en esta pandemia, reafirma su compromiso y llama a reforzar y reformular acciones en favor de más y mejor Atención Primaria de Salud. Mientras tanto, continuamos trabajando con dedicación y compromiso en cada uno de nuestros países.
Enero 28 de 2021, Confederación Iberoamericana de Medicina Familiar
Miembro de WONCA, Organización Mundial de Medicina Familiar
Asociaciones Nacionales
Federación Argentina de Medicina Familiar y General
Sociedad Boliviana de Medicina Familiar
Sociedade Brasileira de Medicina de Família e Comunidade
Sociedad Colombiana de Medicina Familiar
Asociación Costarricense de Especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria
Sociedad Cubana de Medicina Familiar
Sociedad Chilena de Medicina Familiar
Sociedad Ecuatoriana de Medicina Familiar
Sociedad Salvadoreña de Medicina Familiar
Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
Colegio Mexicano de Medicina Familiar
Sociedad Nicaragüense de Medicina Familiar
Sociedad Panameña de Medicina Familiar
Sociedad Paraguaya de Medicina Familiar
Sociedad Peruana de Medicina Familiar y Comunitaria
Associação Portuguesa de Medicina General e Familiar
Academia de Médicos de Familia de Puerto Rico
Asociación Dominicana de Medicina Familiar
Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria
Sociedad Venezolana de Medicina Familiar
Waynakay: Movimiento de residentes y jóvenes MF/MFYC