“Desafíos y aprendizajes en crisis” fue el lema de la II Jornada Regional de Medicina Familiar, tras enfrentar el primer año de pandemia por Covid-19, donde la atención primaria de salud y el modelo de salud familiar tuvieron una importante participación en la detección, aislamiento y trazabilidad.
El encuentro organizado por el Programa de Medicina Familiar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso y patrocinado por la Sociedad Chilena de Medicina Familiar contó con la participación de 58 asistentes en modalidad online y buscaba contribuir a la reflexión y aprendizaje en crisis, aportando a la comunidad; ofrecer un espacio de socialización para la disciplina en la región; y generar un espacio de divulgación de conocimiento para residentes de Medicina Familiar y otros profesionales de la salud.
En la inauguración, el director de la Escuela, Rodrigo Vergara, felicitó a docentes y residentes de medicina familiar por el trabajo realizado durante todo el primer año de pandemia, quienes han participado en esta crisis permanente. “El tema refleja la importancia de la medicina familiar en este contexto, pero a la que no se le ha entregado todo lo necesario”, agregó.
Destacó el rol que ha tenido en la región y que, desde un principio, la definición como Escuela y de los mismos becados y docentes de medicina familiar ante el escenario de crisis sanitaria, fue que se requería apoyo importante de las y los médicos de familia.
El director del programa de Medicina Familiar, Sebastián Fuentes, destacó la alta participación de residentes, médicos familiares, médicos generales, y estudiantes de medicina en el segundo encuentro regional.
“La Medicina familiar está tratando de abordar y dar soluciones, está en una posición idónea para dar respuestas, cuenta con conceptos y técnicas, recursos humanos y técnicos para aportar a la pandemia”, Dr. Sebastián Fuentes, Médico Familiar y coordinador de nuestro Comité de Cuidados Espirituales en Salud.
“La Medicina familiar está tratando de abordar y dar soluciones, está en una posición idónea para dar respuestas, cuenta con conceptos y técnicas, recursos humanos y técnicos para aportar a la pandemia. Queremos mirar desde el punto de vista de la experiencia, de la generación y transmisión del conocimiento y generar nuevos aprendizajes para los futuros médicos de familia”, dijo.
“Queremos poner en común sentires y pensares ante la pregunta cuál ha sido el gran aprendizaje de esta crisis: los determinantes sociales, condiciones de vida de la población
la empatía, el amor, el trabajo en equipo, la integralidad, la necesidad de aprovechar esta oportunidad como un momento de innovación, inter-sectorialidad, con mirada sociosanitaria, relevando el rol de la APS como estrategia y punto de la red, con flexibilidad, adaptación y cambio constante”, reflexionó.
El decano de Medicina, Antonio Orellana, también dio la bienvenida y destacó el rol que ha tenido la medicina familiar durante la pandemia. “El personal de la salud ha debido redoblar esfuerzos para hacer frente a esta pandemia”, dijo.
“Desde la academia hemos observado esta pandemia como una enfermedad comunitaria y es preciso preguntarse cuáles han sido los esfuerzos de las comunidades para una crisis, no sólo sanitarias, sino sociosanitarias. Esas competencias están en la atención primaria y quien las ejecuta es la medicina familiar. Hemos tenido un gran aprendizaje que debemos transmitirlo para la incertidumbre que nos acompañará no sabemos cuanto tiempo”, expresó.
Charla inaugural
La Segunda Jornada Regional de Medicina Familiar contó la charla inaugural “Desafíos y aprendizajes en crisis, una mirada regional”, de Jacqueline Ponzo, medica de familia y presidenta de la Confederación Iberoamericana de Medicina Familiar.
“La distribución de los bienes oportunidades, de la riqueza y derechos y libertades tiene mucho que ver con la salud y enfermedad, con la vida y la muerte y lo hemos visualizado con mucha lucidez en esta pandemia y nos ha impedido separarlo”, sostuvo.
“Tocamos las insuficiencias y limitaciones del modelo biomédico para afrontar un problema de salud nuevo emergente de base comunitaria, porque estos modelos están montados en un modelo biomédico que no alcanza a comprender los procesos de salud- enfermedad-atención y su relación con la sociedad y la naturaleza”, agregó.
Sostuvo que la espiritualidad ha sido muy importante para sostener a las familias afectadas y se ha visto la repercusión de la enfermedad biológica en la salud mental que tiene una profunda afectación social y global.
Destacó también la importancia del inter-cuidado. “Estamos más acostumbrados a trabajar desde el autocuidado, pero en verdad hemos experimentado lo valioso que ha sido cuidarnos mutuamente. Somos interdependientes, no podemos pensarnos separados del colectivo de salud. La importancia de la solidaridad y cooperación para una atención equitativa y decisiones en base a una mirada colectiva”, reflexionó.
Jacqueline Ponzo expresó que la pandemia tiene una presencia planetaria, pero para cada país, región y pueblo ha tenido una significación y repercusión distinta, y en algunos casos extremadamente difícil. “Se establece un sistema para culturas homogéneas, pero nuestras culturas están hechas de diversidad”, opinó.
Destacó el trabajo realizado en Latinoamérica. “En toda la región hay un trabajo valioso y digno de orgullo de la medicina familiar en la conducción de equipos vigilancia sanitaria y gestión en los sistemas de salud”.
Resaltó el aporte en el trabajo de diagnostico precoz, identificación de contactos, testeo y poniendo en juego las estrategias conocidas, que tienen un valor extraordinario en nuestra región como es el relacionamiento con la población, mostrando el valor que tiene la vigilancia epidemiológica realizada desde los equipos de APS que cuentan con la confianza de la población.
“Cuán olvidada ha estado Alma Ata y la comprensión del modelo comunitario. La primera reacción ha sido en muchos países cerrar los equipos de salud primaria y ponerlos en sector secundario, abandonando a la población con los miedos y angustias”, observó la médica familiar.
Sin embargo, en medio de la pandemia, se ha abierto una puerta enorme para la docencia de pregrado y postgrado, mediante el desarrollo de recursos de comunicación que permiten profundizar en el proceso de enseñanza aprendizaje y la telemedicina.
Ponzo agregó que hemos concientizado el valor que tiene la Medicina Familiar para enfrentar este tipo de problemas, del cual nos vamos a ver enfrentados en el futuro inmediato. “La pandemia no se va a terminar con la vacuna, este problema de salud nos está mostrando un cambio de tiempo que necesita un cambio en la perspectiva de la medicina y de los sistemas de salud y para la cual nuestra medicina familiar está preparada.
Resaltó el alto nivel de exigencia en los equipos de salud, los que, habiendo tenido pérdidas, mantienen la fortaleza y cuidado, y continúan construyendo una perspectiva de un modelo comunitario, con medicina con los pies en la tierra”
La jornada contempló además la exposición de trabajos de investigación; la actividad artístico-cultural “Las crisis en la historia del arte” a cargo de la médica de familia Karina Villarroel; una mesa redonda con el tema “Las crisis actuales en Chile: conociendo las perspectivas de distintos actores del modelo de salud familiar”; el conversatorio “Movimiento social y pandemia: impacto en el aprendizaje de los residentes de medicina familiar de universidades chilenas”; y la reflexión final de la jornada a cargo del director del programa.
La jornada contó con diversas modalidades de interacción en tiempo real, además de las preguntas y respuestas directas durante las ponencias, se recogió las exeriencias que los asistentes tuvieron durante el evento, posibilitando la construcción de un mapa conceptual que fue compartido al final del evento.